Los eventos traumáticos se refieren a experiencias o situaciones negativas vividas por las personas y que disminuyen significativamente su bienestar mental y emocional en el presente y futuro.

El impacto de un evento traumático en la salud mental de una persona puede provocar los más diversas consecuencias, entre otros están las crisis de angustia, fobias, inseguridad, trastornos depresivos, ansiedad, dificultad para relacionarse, problemas de autoestima, miedos, problemas sexuales, irritabilidad, problemas de autocontrol, trastornos psicosomáticos y muchos más.

Un evento traumático es un suceso que puede suceder en cualquier etapa de la vida (con mucha frecuencia en la niñez y adolescencia) y sus efectos tienen que ver con la forma e intensidad en que es percibido por la persona en el momento que ocurre. Es decir, se trata de una sensación subjetiva e individual, cada persona reacciona a un evento de manera muy distinta, por eso es imposible describir qué momentos son constitutivos de trauma de manera separada a quien lo vive, es una percepción absolutamente personal. Así, un insecto visto repentinamente por un niño a los 4 años puede generar una fobia en la adultez, mientras que otro niño bajo la misma situación no genera ningún problema a futuro; otro caso, una niña de 10 años cuyo padre tiene un trabajo fuera de la ciudad, puede percibir eso como un abandono, que le dificulta tener relaciones de pareja saludables en el presente, por miedo a que la abandonen, mientras que otra niña de la misma edad ante la misma ausencia de su padre no percibe eso como abandono por lo que no repercute en su vida de pareja en la actualidad.

La mayoría de las veces la persona sabe o intuye cual fue el evento traumático que originó el síntoma o problema por el cual se consulta. Sin embargo, hay pacientes que han reprimido ese momento a modo de mecanismo de defensa por lo que no pueden recordar dicha experiencia. En ambos casos la metodología EMDR permite acceder a ese o esos momentos para repararlos de manera que sean parte de la experiencia vivida, pero sin la carga emocional y dañina en su bienestar presente y futuro.

Una vez tratados los eventos traumáticos del pasado que gatillaron el malestar actual se prepara al paciente para que enfrente posibles experiencias similares en el futuro, descubriendo recursos y herramientas que la misma metodología hace surgir y que se van generalizando a otras situaciones que se puedan presentar en cualquier ámbito de la vida del paciente.